Seis meses en Bolivia

Han sido como seis meses que he vivido en Bolivia y a mediados de agosto ya estaré trasladando mis tiendas al Paraguay. Para mí, este tiempo ha servido bien su propósito de renovación personal, estudio y reinserción en América Latina retornando después de 18 años.
¿Hay algo que quisiera confiar a este blog antes de dejar Bolivia? Creo que estarán en su lugar tres cosas:
  • una palabra de gratitud, 
  • unas observaciones sobre el país 
  • y algo más sobre la misión oblata por aquí.

Lo primero es una palabra de gratitud a mis hermanos oblatos que me acogieron con mucha amabilidad y supongo paciencia. Con su ayuda tenía que acostumbrarme de nuevo a la vida de soldado raso. Me he sentido muy a gusto en la casa central de Cochabamba donde he vivido y desde la que escribo, e igualmente en la Parroquia oblata Villa Pagador y en la casa de formación del BOLPER, los dos en la misma ciudad, comunidades que he visitado con frecuencia y donde he podido ejercer un poco de ministerio. Llevo para siempre conmigo el testimonio del P. Oscar Dewulf quien fuera aún a los 74 años fiel amigo de los menores delincuentes del "Centro de Infractores" local; Oscar falleció inesperadamente el pasado mes de julio. He también vuelto a ver o llegado a conocer a casi todos los oblatos de la provincia y he visitado un par de otras comunidades. ¡Un gran Dios-se-lo-pague, hermanos!

Segundo, para decir algo más de los oblatos aquí conviene, me parece, comenzar por el país. Pocas semanas atrás participé en las jornadas anuales de estudio de la provincia que esta vez tuvieron como tema la realidad boliviana. A esto se añade lo que uno puede captar con los ojos y oídos de recién llegado. No exagero cuando digo que me quedé encantado de este país tan extenso, de climas tan variados desde los hielos de los Andes hasta las llanuras tropicales, de muchas culturas diferentes pero con prevalencia indígena, de interminables, vivas manifestaciones populares sobre temas políticos, y de mucha hondura religiosa. Estoy contento de haber pasado mi sabático en suelo boliviano porque siempre me ha interesado el tema de las culturas, sobre todo indígenas; encuentro, además, bien interesante el proceso político actual que puso sobre su agenda la valoración de todo lo autóctono. Por primera vez Bolivia tiene un presidente, Evo Morales, que proviene de la gran mayoría indígena del país.

Esto no quiere decir que habría que idealizarlo todo. No faltan incoherencias resultando en protestas masivas contra ciertos decretazos y a críticas de la Iglesia contra decisiones ideológicas que no favorecen el pueblo, por ejemplo en el campo de la educación. Pero incluso entre los critican al gobierno hay muchos que dicen: esta valoración de las culturas locales y el favorecimiento de las grandes mayorías ya no podía esperar más. Aunque cambie el gobierno un día, muchos cosas ya serán irreversibles.

Tercero: Volviendo a los oblatos, me parece que es este tiempo de cambio con sus conflictos inherentes que revela mejor lo que los misioneros OMI ha contribuido al país y lo que tendrán que contribuir todavía. La historia nos ha colocado aquí desde el principio en el ojo de la tormenta cuando la Iglesia nos pedía en 1952 estar presente en las minas de estaño para contrarrestar los radicalismos políticos. Después de un corto aprendizaje los oblatos han sabido elegir su puesto, que era el de la solidaridad con los mineros cruelmente explotados. Generaciones de líderes sindicales y políticos ha sido formados por nuestra congregación y un oblato, el P. Mauricio Levebvre, un día 21 de agosto hace exactamente 40 años, ha derramado su sangre en medio de esta lucha por la justicia social.

¡En Bolivia hemos evangelizado a los pobres, y no solo en las minas sino en muchos otros lugares, e incluso por la palabra impresa y los medios audiovisuales! La mística misionera de desear encontrar a Cristo en el pobre y de al mismo tiempo querer aportarle la buena noticia de Cristo, sigue viva en los Misioneros Oblatos de María Inmaculada de Bolivia. ¡Qué lindo testimonio dio en estos meses un líder de izquierda, que se declara ateo, cuando dedicó un libro a la Iglesia defendiéndola contra ciertas críticas desde el poder actual; en primer lugar allegaba la solidaridad de varios oblatos!

Dejo este país andino enriquecido de muchas maneras y espero que el espíritu misionero oblato que he encontrado aquí contribuya todavía mucho más al continente latinoamericano. ¡Muchas gracias, hermanos de Bolivia!









1 comentario:

  1. ¡Queremos leerte siempre Guillermo!
    Un sabático bien vivido - ¡y bien compartido!

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