El sol, la luna o las estrellas no poseen un género definido. Pueden ser masculinos, femeninos o neutros dependiendo de los idiomas. En alemán el sol es femenino, en inglés neutro.
El género de las personas está ligado a su sexo. Somos hombres o mujeres con algunas limitadas variaciones según el ambiente cultural.
La ideología de que el género de hombre o de mujer es pura construcción social va contra el sentido común. Me indigna ya por ese motivo, y me indigna más todavía porque se la quiere imponer de manera subrepticia.
Los ideólogos del género afirman defender a los homosexuales y todos los LGTB. Es verdad, las personas homosexuales merecen más respeto. Todos tenemos un alma que salvar y esto no lo podemos hacer solos, necesitamos ayudarnos mutuamente para llegar a Aquel que salva. Pero no podemos cambiar la Biblia que constata que Dios creó a los humanos “según su imagen y semejanza, macho y hembra los creó” (Génesis 1,27). En la complementariedad de hombre y mujer somos imagen de Dios.
¿Por qué se propaga tanto esta ideología? Está documentado que se pretende sobre todo el control de natalidad, ya no con medicamentos sino cambiando nuestras culturas. Primero se desvincula el sexo de la generación de nuevas vidas y después, se pretende quitar de su lugar la familia como la conocemos. Como bonus desaparecerá también el concepto del ser humano que nos da el cristianismo. Pero, ¿la natalidad de quién se logrará controlar? De los que no se resisten, y van a sobrevivir y florecer aquellas culturas que están a favor de familia.
En vez de construir ideologías, ¿por qué no nos preguntamos cuál es el plan del Creador? ¡No nos corresponde corregir el designio amoroso de Dios que se expresa tan bellamente en el amor conyugal!
+ Guillermo Steckling
Obispo de Ciudad del Este
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