Ante el secularismo: apuntes del P. Mingo Di Meo OMI


El P. Mingo Di Meo OMI (Uruguay) comenta lo siguente sobre la entrada "Ante el secularismo..."

Mis preocupaciones: 
  • que como Iglesia a veces veo que "la base de ésta" no está preparada a este "nuevo frente de la evangelización", ni estamos preparados ni nos preparamos a la "convivencia y anuncio" en una sociedad que es o va  a ser secular/secularizada.
  • Formar a nuestra gente, nuestros laicos, porque van a ser ellos los primeros que entran en contacto y dialogo con el mundo secularizado. Jesús no siguió paso a paso a los discípulos sino los formó y los envió. 
Surge una pregunta: ¿por qué los primeros cristianos estaban dispuestos al martirio y hoy no se tiene el coraje de "declararse plenamente cristianos"? Es más difícil hoy anunciar pero al mismo tiempo hay más oportunidades de formarse. HAY QUE LLEGAR A HACER LA PROFUNDA EXPERIENCIA DE DIOS porque simplemente "saber" de Dios no "inflama" el corazón a anunciarLo, solamente la experiencia nos da esta fuerza y este coraje.

Para mí hay una diferencia entre "el racionalismo" de la edad moderna y "el vacio" actual. Antes el racionalismo ponía "la diosa razón" en primer lugar, pero hoy no es claro qué "dioses" se siguen, cuáles quiere presentar esta sociedad secularista. En parte se quiere rechazar una "anticuada y anacrónica" imagen de Dios pero antes que nada creo que el secularismo moderno QUIERE HACER UN TRABAJO DE DIVISIÓN, APAGAR CADA OPORTUNIDAD DE COMUNIÓN E IMPLEMENTAR SIEMPRE MÁS EL INDIVIDUALISMO Y ASÍ ABRIR CAMINOS AL CONSUMISMO.

Algo fundamental a entender es que siempre más (y en algunos lugares, como Uruguay, eso ya es realidad desde unos siglos…) la Iglesia no va a tener "beneficios" por su prestigio sino por la confianza que van a "ganarse" los mismos eclesiásticos y cristianos. Hay que pasar de la Iglesia-poder a la Iglesia-autoridad moral (Cf Paolo VI, "el mundo no quiere maestros sino testigos").

Desafíos: aceptar y prepararse (en todos los aspectos) a ser nuevamente minoría, levadura, sal en la masa y no la masa… Por eso SER ESPECIALISTAS DEL DIALOGO Y DESARROLLAR UN PAPEL "CATALIZADOR" EN NUESTRA SOCIEDAD DONDE AYUDAMOS A ÉSTA A ENCONTRAR LOS FUNDAMENTOS HUMANOS DE SUS VALORES Y OFRECEMOS "EL PLUS" DE LA FE A QUIEN QUIERE.

Comparto lo que usted escribía en el párrafo: ¿Cuáles son las condiciones de misión en un mundo secular? (ver aquí)
  • La vocación cristiana en este momento histórico para mi pasa mucho por "ser compañeros de camino" de nuestra sociedad, de nuestros hermanos "distintamente creyentes". 
  • Nuevamente afirmo que hay que "profesionalizarse" en el dialogo abierto, maduro a nivel científico, filosófico y fundado sobre una experiencia de Fe testimoniada por la vida cotidiana. En muchos casos se nos ofrecerá la "oportunidad" de Pablo en el Areópago: habrá que aprovechar del vacío existencial, de la gana de "algo más" por parte del dialogante para anunciarle así la "persona de Jesucristo". 

En todo esto me pregunto cuál puede ser nuestro papel misionero como oblatos. ¿No tenemos que ser nosotros estos especialistas del dialogo? No nos toca a nosotros "salir de los lugares seguros" (¿parroquias?) para ir a iniciar nuevos caminos? En un mundo secularizado, individualista y consumista nuestra C 37a no es extramente actual? ¿No es ese un instrumento prioritario de evangelización en el cotidiano?

Recibido el 29/05/2011

Paraguay, 21 - 05 - 2011


The days around May 21, 201,1 I spent in Paraguay. Msgr Lucio Alfert, OMI was celebrating his 25 years as a bishop right on our Founder's 150th anniversary.

Los días alrededor del 21 de mayo 2011 las pasé en el Paraguay. Mons. Lucio Alfert estaba celebrando sus bodas de plata episcopales justo en el 150 aniversario de San Eugenio.

Les journées autour du 21 mai j'étais au Paraguay. Msgr Lucio Alfert celebrait ses 25 ans d'évêque juste au jour du 150 anniversaire de Saint Eugène.

Colonizar u hospedarse - una cita citable para misioneros

Encontré una linda cita de un tal José Laguna (un español que desarrolla un trabajo social en Madrid, también es músico, pero no sé mucho más de él). 


La alternativa que pone delante de nosotros, colonizar o hospedarse, me está haciendo pensar, como misionero que soy. No es tanto cuestión de obras grandes o pequeñas, o de qué hacemos - es cuestión de actitudes.


P. Guillermo Steckling o.m.i.


"Dos maneras diametralmente opuestas de acercarse a la realidad, dos formas de intentar transformarla: colonizar u hospedarse


El colonizador exporta su concepción y modo de vida allí donde va. Convencido de que su modelo es el ideal, intenta arrastrar a los demás hacia él. En ningún caso se planteará renunciar a sus cotas de bienestar o consumo. 


El huésped, por su parte, dialoga con la cultura que la acoge, valora otros modos de entender la vida ..."

De: Hacerse cargo, cargar y encargarse de la realidad. Hoja de ruta samaritana para otro mundo posible. de José Laguna (Cuadernos CJ 172, Febrero 2011, p.19). El texto completo se puede descargar aquí.


El artículo completo tiene como hilo conductor una meditación sobre la parábola del buen samaritano, interpretándola desde la realidad actual. 



Discípulos misioneros ante el secularismo (1)

Discípulos misioneros ante el secularismo (1)

Reflexiones a partir de un libro de Charles Taylor   
(1ª de dos partes)

Introducción

En los años en que he estado al servicio de la Misión en el mundo entero, uno de los sujetos de conversación más frecuentes ha sido el secularismo. El tema se hacía presente de varias maneras: como alarma ante la hostilidad entre ciertos medios de comunicación y el mundo de la fe, como preocupación por el envejecimiento de los que asisten en la liturgia, como sorpresa ante las pocas vocaciones religiosas y sacerdotales en el mundo occidental, como preocupación por nuestro mismo estilo de vida, como desconcierto ante cierta polarización entre liberales y conservadores en partes de la Iglesia. En el fondo, se sentía la preocupación propia de cualquier cristiano, de cualquier discípulo misionero: ¿no está la no-creencia ganando más y más terreno?

Sorprende la vehemencia con que se escuchan en el mundo occidental, ciertas voces que rechazan valores fundamentales de la tradición cristiana y quieren hacer desaparecer del espacio público los símbolos de nuestra fe. Hay quienes niegan la existencia de Dios de una manera desafiante y burlona. No estábamos acostumbrados a todo esto e, inseguros, nos preguntamos cómo ubicarnos, cómo reaccionar. ¿Debemos defendernos decididamente y a grandes voces, o tácticamente conceder una parte del terreno en busca de alianzas, o tal vez callarnos del todo por un tiempo?

Charles Taylor
Recientemente he tenido oportunidad de reflexionar sobre el tema leyendo un grueso volumen sobre nuestra actual "edad secular", Charles Taylor, A Secular Age (Cambridge, Massachusetts 2007). Mi reflexión parte de esta lectura que encontré muy provechosa. Quiero también tomar en cuenta lo que he podido observar en diferentes áreas de misión, y tratar de integrar cosas que he leído anteriormente. Escribo mi resumen ya de vuelta en América Latina, desde Bolivia y cerca del lugar de mi próxima misión. Creo que el tema tiene relevancia también para este continente. En un mundo globalizado el secularismo nos influye de menor o mayor grado a casi todos, y a todos tarde o temprano se plantea la pregunta: ¿cómo situarnos desde la fe?

Así lo ha visto también el reciente Capítulo General de los Oblatos de María Inmaculada cuando en Octubre 2010 decía:

"Jesucristo  es  el  centro  de  nuestra  vida  y  nuestra  misión  para  llevar  la Buena  Nueva  a  los  pobres.  Al  hacer  frente  a  los  desafíos  de  hoy  de nuestros    distintos    contextos,    que    incluyen    la    globalización,    la secularización,  la  inculturación  y  las  tecnologías  de  la  información, estamos   llamados   a   tomar   parte   en   'cruzar   fronteras'…"

¿Qué es el secularismo?

¿Qué se quiere decir cuando uno afirma: vivo en un mundo secularizado ? ¿Es algo malo o tiene también su lado bueno? Comúnmente se hace distinción entre "secularidad" y "secularismo". A la secularidad, por ejemplo la secularidad del estado que hoy día está separado de la iglesia, los cristianos le reconocen muchos aspectos positivos mientras que el secularismo sería una posición que es directamente negativa frente a la fe. La distinción misma demuestra que los cristianos nos encontramos aquí dentro de un terreno conflictivo. Es un hecho que el espacio de la creencia disminuye en muchas culturas y que las comunidades de fe se encuentran en la defensiva o frente a una falta de interés.

Aquí en Bolivia por ejemplo se constata que la sociedad civil y los líderes toman más distancia de la iglesia que en el pasado. En países europeos se discute la cuestión de símbolos religiosos en espacios públicos. Hay quienes usan modelos matemáticos para predecir que en varias naciones se va simplemente extinguir la religión; el estudio se hizo con datos de Australia, Austria, Canadá, la República Checa, Finlandia, Irlanda, Países Bajos, Nueva Zelandia y Suiza - en todas estas naciones se extinguiría la religión (BBC, 22 de marzo 2011).

El libro de Taylor aconseja el análisis cuidadoso y la serenidad, y recomienda estudiar no solamente los diferentes desarrollos estadísticos y de la opinión pública sino profundizar en la historia. En cuanto al momento actual su análisis se centra en la pregunta: ¿Cuál es la nueva condición en que se encuentra el que cree? (p.3)

Hay varias teorías sobre el fenómeno de la secularidad. Se puede decir que cada una tiene como tres pisos: a nivel de tierra se constata e investiga la disminución de la práctica religiosa, en el sótano se busca establecer las razones (hay diferentes hipótesis) y en el piso superior se aventuran pronósticos para el futuro (p. 431) . Por ejemplo, alguna teoría dice que la religión va a sobrevivir solo donde está unida a una causa cultural o nacionalista. En general, las teorías clásicas de secularismo pretenden que la religión va a disminuir más y más.

Pero no todos están de acuerdo con las teorías clásicas. Existe por ejemplo la teoría sociológica de la  "economía" religiosa (Stephen Warner, 1993), que da cuenta del hecho que hubo épocas de crecimiento religioso en plena modernidad, y que hoy existen grupos basados en la fe religiosa que, al responder bien al "mercado" actual, se hacen cada vez más fuertes.

Taylor no hace referencia a esta teoría pero insiste que no hay que quedarse en razonamientos demasiado simplistas, reduccionistas. Si uno ve el contexto más amplio de la historia de la modernidad tanto lo positivo como lo negativo del mundo actual secularizado aparece en una luz distinta. Modernidad y fe no son incompatibles y hay lugares y tiempos cuando movimientos religiosos han relevado el desafío con éxito. El tener una visión más amplia del secularismo significa para el que cree que va a encarar el futuro con menos preocupación, y por otro lado también que va a mirar el pasado con más humildad.

Se ha dicho que no hay nada más práctico que una buena teoría. Una falsa teoría (del estilo "todo va a ir abajo") puede convertirse en una profecía que contribuye a su propio cumplimiento.

Para tener un buen juicio  sobre nuestra época secularizado es importante conocer sus raíces históricas. Nace en una determinada región geográfica, la del Cristianismo latino en la cuenca del norte atlántico, como uno de los fenómenos de la época moderna (del 1500 hasta hoy). El secularismo se debe al florecimiento de un humanismo moderno que al inicio hacía referencia a Dios pero luego se volvía más y más inmanente. Muchos creen hoy que para la sociedad no puede haber otros objetivos que los humanos. Creer en Dios o no se convierte así en una opción puramente personal, y en ciertos ambientes, como puede ser el académico, la opción por la fe se desacredita de gran manera.

Echemos una mirada a varias características de la época moderna que a algunos les ha llevado al rechazo de la fe en Dios. Las mismas características podrían también llevar al que cree a una fe más adulta y profunda.

¿Cómo se caracteriza la época moderna?

Es entonces entre el 1500 y el tiempo de hoy que el mundo occidental ha entrado en una nueva época, la de la modernidad. Este cambio significa una progresiva independización del mundo del ámbito del sagrado. Con eso para la fe y la religión cambian las reglas de juego. Repitamos que esto no quiere decir que la fe y la religión necesariamente tendrán que quedar fuera de juego; el secularismo radical no es una consecuencia necesaria de la modernidad aunque algunos lo afirman.

Entre las características de los tiempos modernos se pueden mencionar las siguientes.
  1. El mundo se encuentra desencantado. - Se diluye la creencia en un mundo poblado de espíritus y casi todo se desmitifica; al inicio del proceso quedan todavía Dios y el demonio. Se disminuye el sentido de los objetos y las personas sagrados, por ejemplo los reyes o los monjes. La creación misma ya no se entiende como un cosmos de órdenes jerárquicos sino se siente como un vasto, inhóspito universo, objeto de la investigación científica y material para el avance técnico.
  2. El yo se siente amortiguado, protegido. - La persona moderna ya no se quiere dejar impresionar por lo que no es realidad objetiva reconocida por las ciencias naturales. Se toma distancia de todo, todo se objetiviza. El individuo crece en importancia. La concepción del tiempo cambia también: poco a poco se acaba con los tiempos mayores y solemnes; el tiempo se ve más y más como un recurso utilizable.
  3. La sociedad ahora está basada en un nuevo orden moral. - La ética ya no es explícitamente cristiana sino quiere construirse solo sobre las leyes del universo y la razón. Esto es muy conveniente después de las guerras de religión en Europa; hay que encontrar un terreno neutro. La nueva sociedad se concibe como igualitaria y existe solo para el beneficio mutuo de las personas - no para la salvación, o la gloria de Dios. Las personas no se ven tanto como parte de un grupo sino como individuos; la libertad de optar se aprecia como un valor muy alto. Se exalta la disciplina en el trabajo, y el bienestar se funda en el comercio mientras que se eclipsa el ideal del héroe guerrero. En principio se quiere igualdad y derechos humanos universales aunque la realidad sigue contradiciendo el ideal. Se cree en el progreso continuo de la humanidad.
Ha nacido así un nuevo imaginario social: ahora ya es posible una convivencia de ciudadanos sin necesidad de jerarquías preestablecidas y en la cual todos tienen acceso directo a la totalidad de los beneficios. Espacios públicos como los medios de comunicación refuerzan el control que ejerce el pueblo que es el nuevo soberano.

Hay que añadir que en la historia de los últimos 500 años hubo muchas contestaciones a los lados débiles de la modernidad, por ejemplo en Kant, Nietzsche o Marx. Los últimos 50 años a partir del 1968 se pueden caracterizar como una verdadera revolución cultural; algunos hablan de post-modernismo. Taylor piensa que todo en el fondo se queda dentro del marco de la edad moderna.

En este contexto también han nacido nuevas comunidades de fe y se han inventado nuevas formas de iglesia. Pero hoy por hoy el clima no es muy acogedor a la fe cristiana y a las comunidades de fe. Muchos viven en un mundo que se imaginan sin transcendencia y dicen que las ideas religiosas no hacen sino distraer al hombre de la felicidad modesta y ordinaria que se puede obtener y que para lograse necesita el esfuerzo de todos. Los que piensan así, a menudo no quieren permitir alternativas a su manera de pensar; dicen que gracias a la modernidad hemos llegado a ser adultos y no podemos volver atrás.

(continuará mañana)

Discípulos misioneros ante el secularismo (2)

Discípulos misioneros ante el secularismo (2)

Reflexiones a partir de un libro de Charles Taylor   


(2ª de dos partes)
(Ir a la 1º parte)


Viviendo en la época moderna, ¿tenemos que llegar necesariamente al secularismo?

Como dijimos, es importante profundizar en la historia. Por un lado, a los creyentes el conocimiento histórico nos va a llevar a ser más humildes. Ha habido guerras de religión y alianzas cuestionables con el poder político. La historia va a revelar igualmente que tampoco los no-creyentes pueden colocarse en un plan moral superior. ¿Qué análisis merece la historia de la modernidad?
  1. Una de las grandes fuerzas propulsoras de la época moderna fue la necesidad de superar las guerras confesionales europeas. En el nuevo estilo de sociedad del Iluminismo se valoraba la cortesía en vez de la confrontación, y las energías se dedicaban a la erudición y el comercio en vez de buscar la gloria en las hazañas bélicas. Como no había ya acuerdo sobre la base de la religión se buscaban otros fundamentos para establecer una ética. El éxito de este esfuerzo se puede celebrar como un gran logro para la humanidad. Pero es también cierto que con el tiempo la imagen de Dios se hacía cada vez más distante y al final se llegó a un humanismo que rechazaba a un más allá.
  2. Los antecedentes a estos logros históricos se encuentran en diferentes reformas, tanto dentro la Iglesia católica como por vía del protestantismo; un denominador común de las reformas es buscar la santidad de todos, incluyendo a los laicos. Esto ha despertado grandes energías; por otra parte, en la vertiente protestante se llega a acabar con las vocaciones cristianas especiales que van más allá del florecimiento humano natural.
  3. Aunque se logra una época de relativa paz, la modernidad causa desde el principio profundos malestares. Se siente la estrechez de una vida basada solamente en la razón, pero lo fundamental es que la existencia en un mundo de poca profundidad para muchos ya no tiene sentido. Como reacción, nace el romanticismo con su nuevo aprecio de lo "sublime" en la naturaleza. Otros quieren recuperar lo heroico, lo grandioso en contra de una vida demasiado reglamentada; este deseo está en la raíz de los devastadores totalitarismos de siglo XX. 
  4. A los últimos cincuenta años se puede hablar de una nueva fase dentro de la modernidad.  Algunos le dan el nombre de "la época de la autenticidad" y la describen como una verdadera revolución cultural que se caracteriza por un individualismo expresivo. La revolución sexual es un factor medular en este cambio. En cuanto a la religión, en todo el mundo occidental se ha debilitado mucho la conexión entre civilización y religión. Las Iglesias históricas se ven delante de un gran desafío: ¿cómo llegar a comunicarse con la generación joven nacida en este nuevo ambiente? 
Analizando estos desarrollos se constata también que no todo el mundo está navegando según soplan los nuevos vientos. De hecho el ser humano de nuestra época se siente muchas veces empujado en direcciones diversas:
  1. En relación a la finalidad de la vida aparece la cuestión: ¿en qué consiste la plenitud de la vida? ¿Se encuentra solo en la pequeña felicidad que se me ofrece hoy y mañana, o hay algo más grande que transciende nuestros horizontes?
  2. En relación a la ética se levanta la duda: ¿Qué me puede motivar a perseguir los grandes ideales de la modernidad como el reclamar derechos iguales para todos, a nivel planetario? Y en conexión a esto surge la pregunta: ¿Cuál es el lugar del sacrificio en la vida humana? ¿Cómo puede tener sentido dar la vida por otros?
  3. En todo esto se nota una búsqueda de lo espiritual, que se expresa entre otras cosas en el arte y en los grandes momentos celebrativos; un ejemplo son los funerales de la princesa Diana.
  4. Incluso muchos creen en Dios y en Jesucristo pero sin pertenecer a una comunidad de creyentes.
Todo esto hace afirmar a Taylor que por un lado "la presente cultura fracturada y expresivista... parece ofrecer poca hospitalidad a la creencia" y que "la cultura de consumo aún absorbe gran parte de nuestro tiempo y energía"; por el otro lado "el sentido de que hay algo más se quiere imponer.... Nuestra época está muy lejos de establecerse en una cómoda incredulidad" (p. 727).

¿De qué manera nos situamos como cristianos, es decir como "discípulos misioneros"?

A. Para responder a esta pregunta conviene comenzar desde la debida valoración de todo lo que es positivo en la edad moderna y la presente "época de la autenticidad".
  1. Ciertos aspectos de la secularidad como los derechos humanos, el respeto a la autonomía de la ciencia, la separación entre Iglesia y estado, traen grandes beneficios. Como estos conceptos nacieron históricamente de la fe cristiana los cristianos hasta podemos clamar ciertos derechos de paternidad y maternidad en la cultura occidental actual.
  2. Hay que reconocer todo lo positivo del desarrollo técnico actual sin precedentes, el cual incluye la medicina, la comunicación, el transporte, etc. Es con razón que estos avances dan mucho prestigio al pensamiento moderno.
  3. El nivel ético del nuevo orden moral en ciertos aspectos es muy alto, como raras veces en épocas anteriores: se exige que todos se deben tratar como iguales, la justicia se tiene que respetar a nivel mundial, hay que respetar la libertad de las personas, etc.
B. Antes de entrar en el diálogo con la cultura actual los cristianos no podemos saltarnos el "mea culpa", incluso el "mea maxima culpa" por los errores y pecados que contradicen lo que Cristo nos dejó en herencia.
  1. Hay evidentes faltas morales - abusos sexuales, abusos de poder, falta de solidaridad con los más vulnerables, etc. - que necesitan ser reconocidas sin buscar excusas.
  2. Tocando algo más fundamental, es tiempo de darnos cuenta que en gran parte la concepción de Dios como ser distante y frío que encontramos al inicio de la edad moderna, y que finalmente lleva a muchos a la no-creencia, es reacción contra falsas imágenes de Dios que los mismos cristianos a veces hemos pintado: de un Dios que inspira más temor que amor, o un Dios que se puede comprar con sacrificios y así instrumentalizar para nuestras propias causas.
  3. Debemos vivir delante de Dios con la confianza de niños pero la sociedad actual no es condescendiente con un infantilismo de respuestas rápidas y fáciles; aquí cabe otro mea culpa. El ateísmo clama incluso una superioridad ética por enfrentarse con gran valentía a esta realidad dura de que supuestamente estamos solos en el universo, sin Dios, y que lo mismo debemos asumir con nuestras responsabilidades. ¿Mostramos como cristianos una responsabilidad adulta ante los cuestionamientos duros que la realidad nos impone? La parábola de los talentos vendría muy al caso.
C. Auto-afirmación. En medio de los frecuentes ataques a la creencia y la disminución de la práctica religiosa sería fácil caerse en la timidez y darse a la retirada callando nuestra fe, o tratando de adaptarse al mundo actual hasta el punto de abandonar valores esenciales. En cambio, como discípulos misioneros tenemos derecho a una sana autoestima y autoafirmación, ofreciendo resistencia y afirmando con fuerza el valor de nuestra convicción religiosa.

Un ejemplo es el concepto de que la religión simplemente ha pasada de moda. Se llega a preguntar a los cristianos: ¿Ustedes se ocupan todavía de un tema tan marginal? Se piensa haber probado que el ateísmo es científico; el hombre no representa más que una máquina compleja en la que el cerebro ocupa el lugar de la computadora. Por eso podemos hacer todo lo que la ciencia nos facilita hacer. Dicen que Dios ha muerto y que la fe era nada más que una ilusión.

Aquí es importante notar
1º que estas afirmaciones sobre la religión no son nada científicas. Un filósofo encontrará muchas objeciones (del tipo: querer explicar el ser humano desde lo que las ciencias naturales afirman del cerebro equivale a medir la altura de un edificio en kilogramos).
2º. En cambio, estas afirmaciones nacen de un sentimiento de superioridad; se cree que después de tantos siglos oscuros finalmente nos hemos emancipado. Esta posición ni es objetiva, ni se presenta sin pasión -de hecho se trata de una opción, una creencia en este caso en un sistema cosmológico cerrado.

Otra cuestión a discutir sería cuánto tiene que ver la opción por un mundo cerrado a la transcendencia, con los grandes estragos que han causado y siguen causando sistemas totalitarios y el capitalismo desenfrenado.

D. Sobre estas bases de la valoración del lado positivo, del reconocimiento de culpa y de la autoafirmación los cristianos podemos pensar en la conversión y los cambios que se nos exigen en la época actual. De mi parte sugiero que estamos invitados a considerar pistas como las siguientes:
  1. En una "época de autenticidad" necesitamos ser auténticos.
  2. Nuestra relación con el Dios viviente y autor de la vida necesita mucha profundidad para ser creíble. También la no-creencia ha adquirido más profundidad y hoy en conjunto es una alternativa respetable; pensemos en las obras de arte, el altruismo de tantas personas, y la búsqueda apasionada de la verdad en muchos sectores de la ciencia y el periodismo.
  3. Taylor hace una constatación curiosa: "Es como mucha gente que no desean ser seguidores sin embargo quieren escuchar el mensaje de Cristo, quieren que éste sea proclamado en alguna parte" (pag. 727). Es decir, incluso los no creyentes nos invitan a salir de nuestra timidez - después de la conversión nos espera la misión.
Salir "a los caminos y por los cercados" (Lc 14,23)

En la cultura actual misioneros generalmente no son bien vistos. Sin embargo, "todo discípulo es misionero" como lo afirma la iglesia de América Latina en el Documento de Aparecida (nº 144) y no podemos renunciar a esta condición de ser misioneros que tiene su origen en Dios mismo. También en ambientes de fuerte secularización es posible vivir la dinámica de la misión que consiste en cruzar fronteras, de buscar la encarnación de Dios en siempre nuevos ambientes culturales. En este caso estamos frente al secularismo; en occidente, pero también a otras áreas en cualquier parte del mundo y ciertos países como el Uruguay.  ¿Cuáles son las condiciones de misión en un mundo secular?
  1. Una de las condiciones es que la fe se admite sobre todo como opción personal. Se debe trabajar entonces en la animación de una fe personal. Hay que responder con nuevas formas y caminos creativos. El ambiente la mayoría de las veces no ayuda pero todavía atrae lo festivo, lo extraordinario - por ejemplo las peregrinaciones. Lo positivo es que desde la fe personal se puedo llegar a una comunidad de creyentes más convencidos y activos.
  2. Entre los jóvenes existe la condición de la ignorancia religiosa, del poco conocimiento del cristianismo. ¿Será que Europa occidental y otros ambientes ya comienzan a asemejarse a la ex-Unión Soviética donde los jóvenes poseen un conocimiento religioso casi nulo pero justo por eso sienten menos obstáculos para abrirse a la fe dentro de una comunidad eclesial?
  3. El secularismo no admite la posibilidad de una transformación del ser humano más allá del florecimiento natural. Esta condición de la misión exige que los cristianos afiancemos nuestra fe en tal transformación por el Dios de Jesucristo, el resucitado, que creamos con toda convicción en la divinización del ser humano como lo expresan las iglesia orientales, en un nuevo cielo y una nueva tierra, que creamos en algo más alto que el progreso humano. Aquí tienen su lugar la ética basada en el evangelio y el amor oblativo al ejemplo de Cristo.
  4. Hay varios puntos sensibles desde dónde se puede iniciar el diálogo misionero en el ambiente secularizado: 
    1. Lo que le falta al hombre moderno es la transcendencia. Se buscan muchas alternativas: arte, heroísmo en varios tipos de hazañas, hasta la entrega a sistemas totalitarios. Nosotros hemos recibido una alternativa mejor que puede llenar de veras el corazón humano.
    2. La carencia de lo transcendente se expresa a veces en una búsqueda religiosa y tal vez se reconoce algo sublime, divino, misterioso pero no se llega a la relación personal con Dios. ¿Por qué en estos casos no enseñar simplemente la oración?
    3. A nivel humano, se viven muchos valores de forma admirable, por ejemplo hay apertura al que es diferente, se da tiempo al voluntariado - ahí podemos añadir nuestra parte  testimoniando y hablando de aquel "amor como Cristo nos amó", el ágape
    4. Los pobres siempre cuestionan cualquier cultura. Como siempre, la misión debe optar en primer lugar por los que más sufren, lloran y anhelan cambios - los pobres en una palabra. En un proceso de evangelización mutua busquemos hacer crecer la esperanza, la única esperanza no ilusoria que se recibe con la fe.  La esperanza es una laguna en esta era pos-utópica.
Como mencionado al inicio, escribo estas reflexiones estando en América latina, el continente donde los obispos han afirmado en su última asamblea en Aparecida que "todo discípulo es misionero" (nº 144) y han lanzado una misión continental.  Aquí se tiene muy a mano la posibilidad de mirar el secularismo desde la perspectiva de los pobres. En cualquier sistema son los que se encuentran más abajo los mismos que nos revelan que algo debe cambiar. El ser humano debe aspirar a algo más grande, incluso más grande que los logros de la edad moderna.

Concluyo con unas palabras recientes de Benedicto XVI, del 11 de mayo 2011. El Papa constata:

"Vivimos en una época en la que son evidentes los signos del secularismo. Dios parece desaparecido del horizonte de las personas o se ha convertido en una realidad hacia la que se permanece indiferente".

Añade: "Pero al mismo tiempo se ve un despertar del sentido religioso… La vida sin un horizonte trascendente no tendría un sentido completo".

Y nos deja finalmente unos pensamientos sobre la oración. Ella es

  • la "expresión del deseo que el hombre tiene de Dios … 
  • No es una mera fórmula, sino una actitud, un estar delante de Dios …  En ella el hombre toma conciencia de sí mismo y de su situación ante Dios, 
  • Sse pone de rodillas, incluso físicamente, pero no a la fuerza, como el esclavo, sino espontáneamente …  
  • Débil y pecador, dirige su mirada hacía el Misterio con esperanza".

(Fin del texto)
(Para bajar el artículo (partes 1 y 2) en formato Word: cliquear aquí.)

P. Guillermo Steckling, OMI
Cochabamba (Bolivia), el 12 de mayo de 2011