Orar, en medio del trajín

Las informaciones nos llegan de todas partes y muchas veces sugieren acción inmediata. Respondemos haciendo varias cosas a la vez en nuestro afán de cumplir, de estar al día, ser gente conectada y productiva. Tal vez en secreto anhelamos el ritmo de la vida campesina de antes. ¿Cómo puede sobrar tiempo para el ocio, nuestros familiares y los amigos, el arte? ¿Y cómo puede quedar espacio para algo que parece un lujo, la oración?

El Jesús de los evangelios lleva también una vida muy intensa.  Todo es novedad, viajes, vienen y van mucha gente. Lo que podemos observar es que Jesús siempre encuentra oportunidades y tiempo para comunicarse con Dios. Hasta en las jornadas de mayor dedicación a los pobres y a los enfermos, Jesús no descuida su diálogo íntimo con el Padre. Su corazón permanece unido a su Padre. Su vida transparenta a Dios y así va suscitando fe, dando esperanza y encendiendo el fuego de la caridad.

En un corazón cristiano, fe, esperanza y caridad nunca deben faltar.  En su última encíclica Dilexit Nos el Papa Francisco nos habla de este nuestro corazón. Dice también que en la oración se escucha el latido del Divino Corazón (nº 110).

¿Qué sucede cuando oramos? Aquí algunas pistas...



  • La oración nos hace repasar recuerdos e imágenes, buenos y malos, que entonces suben como incienso delante del Señor. Descubriremos que no es un deber a cumplir sino algo que nos llenará de paz.
  • Rezando no estamos solos, muchos otros oran en el mismo momento. El filósofo Gabriel Marcel ofrece la siguiente definición: - «Oración es apertura del yo al tú infinito en comunidad».
  • Uno de los Padres de la Iglesia, un tal Pseudo Crisóstomo, habla de una "oración que no consiste en palabras, sino en el deseo de Dios, en una piedad inefable, que no procede de los hombres, sino de la gracia divina". 

Desear a Dios, hacer subir ante nuestro Padre el incienso de lo que vivimos, abrirnos al Tú infinito en comunidad - todo eso es posible aún en una vida muy activa. Sólo hace falta intentar y practicar. Habrá tiempo suficiente. 

Practicando la oración descubriremos que 

  • nos da alegría, 
  • hace volver muchas cosas a su tamaño real, 
  • fortalece el "centro unificador" del corazón (Dilexit Nos, 55 ), 
  • nos orienta hacia la meta de nuestra existencia. 
  • nos sorprende con gracias divinas para nosotros y para otras personas, 

La oración desaliniza el mar amargo de nuestras inquietudes y lo convierte en agua dulce, en las aguas vivas del Espíritu.

¿Dios muerto o Dios viviente?

¿Existe Dios? ¿Vive Dios? ¡Cuidado con las especulaciones irresponsables sobre la no-existencia de Dios! Se lanzan ideas tipo: la ciencia prueba que Dios es una hipótesis innecesaria, o bien: Dios es sólo la proyección de nuestros deseos en medio de un mundo absurdo. Mejor sería callarse que arrogarse tales afirmaciones que no podemos probar desde la ciencia y que implican desprecio a los que creen.  

Cuando tengamos dudas - y quién no las puede tener - es mejor aguantarlas y no saltar a conclusiones prematuras. 

Si simplemente declaramos muerto a Dios como lo han hecho algunos pensadores como Feuerbach, afirmamos que el ser humano no tiene a nadie más alto que él a quien deba respetar.  El hombre aparece como la medida de todas las cosas, pero al mismo tiempo resulta que no es superior ni a los animales ni a las máquinas. Sin Dios, en la ética no existen valores absolutos, todo dependerá del consenso entre los más fuertes. Desaparece el horizonte de nuestra existencia que podría ser llegar a plenitud en la semejanza a Dios. 


¿Y si  al contrario Dios no sólo existe sino también actúa ya que es un ser viviente?
 ¿Si ya se ha comunicado con nosotros? 

Este ser superior no sería Dios si fuera un comodín para explicarlo todo o un anhelo humano proyectado. Es algo más grande, y es un Alguien. Mi fe en Él me dice que un día nos hará apreciar toda la profundidad de sus designios, y verlo en persona llenará todos mis anhelos.

Mons. Guillermo Steckling, OMI

Apreciar al pobre


Actualmente se insiste mucho en construir una “cultura de buen trato”, por ejemplo, en educación y en todas las relaciones humanas. Realizar el buen trato para con los pobres, a mí personalmente no resulta fácil. Estoy hablando de los pobres que andan por las calles. No soy un tipo espontáneo y ellos nos suelen aparecer de forma sorpresiva; en seguida piden algo, hay que ver cómo reaccionar cuando quieren limpiar el parabrisas, ofrecen algo para la venta o mendigan una moneda. A veces reacciono a ellos como en una situación de amenaza – levanto la voz, pongo cara severa, me muestro indiferente.

Después, soy cristiano y me siento cuestionado. Entre mis preferidas citas bíblicas están 1 Corintios 4,7: "¿Qué tienes que no hayas recibido?" – todo lo que me hace no tan pobre lo he recibido gratuitamente – y también Mateo 20,16: "Los últimos serán primeros, y los primeros últimos" – así que más tarde ellos podrán ser primeros y yo último. Y además me cuestiona toda la manera de actuar que observamos en Jesús, siempre rodeado de pobres – y  sabemos que él refleja la mente del mismo Dios.

¿Qué puedo hacer? Una salida sería relacionarme con algún pobre de persona a persona superando esta situación de supuesta amenaza. Tengo que ir al encuentro de los pobres y no esperar que me sorprendan en alguna esquina. Sé que lo haré con prudencia y que las eventuales limosnas deberán primero sudar un poco en mi mano. El pobre y yo debemos mirarnos la cara, llegar a una conversación, incluso llegar a apreciarnos. Hay grupos de cristianos que ya han caminado largo trecho con los pobres, ellos me podrán guiar.

Homilía en mis bodas de oro sacerdotales

 

Homilía en mis bodas de oro sacerdotales

 Queridos hermanos y hermanas:


Querido P. Torsten Roland, párroco, y su vicario P Markus Henke, queridos P. Provincial Félix Rehbock y P Miguel Fritz - Administrador del Vicariato Apostólico de Pilcomayo en Paraguay; y saludo también a los demás sacerdotes, religiosos y hermanos en la fe;
Queridos amigos y parientes, queridos miembros de mi familia religiosa, los Oblatos de María Inmaculada, queridos fieles de la parroquia de la Santa Cruz en la zona pastoral de Gütersloh, querida gente del barrio Spexard:

El aniversario

Me llena de gran alegría la presencia de todos ustedes en esta solemne Misa. Nos hemos reunido para dar gracias a Dios con motivo de mi jubileo de oro como sacerdote.

  • Hace 50 años, en 1974, el 20 de julio cayó en sábado como hoy. El nuevo templo acababa de ser terminado, construido por los fieles de San Conrado de Parzham bajo la dirección de su pastor P Josef Davits.
  • Mons. Erwin Hecht, quien fue el obispo ordenante, también era bastante "nuevo", había sido nombrado obispo de Kimberley en Sudáfrica hacía pocos días. Era un oblato procedente de la región de Suabia. Inmediatamente causó una buena impresión en Spexard, lo llamaron un obispo "que se podía tocar con la mano".
  • Vivimos un hermoso día festivo en la parroquia, con mis padres, familiares, amigos y los hermanos de mi congregación.
  • Mi ordenación sacerdotal y la primera misa del domingo después, significaron también el adiós a mi patria: ya en septiembre debía partir rumbo a Paraguay, en América del Sur, para la misión. Les agradezco a todos por su interés y todo el apoyo que siempre he recibido como misionero salido de Spexard.

¿Qué sucede en una ordenación sacerdotal?

¿Qué sucede en una ordenación sacerdotal, en medio del ambiente festivo externo? Cincuenta años después, todavía me pregunto: ¿Qué estaba sucediendo realmente en mi persona?

Un sacramento

Carecemos de las palabras adecuadas para describir las cosas espirituales como son. Por ejemplo, todavía no hemos encontrado sínómos satisfactorios para la palabra sacramento.

  • Significa algo así como signo eficaz, como los iconos de la tradición oriental: un icono de Nuestra Señora es una imagen, pero detrás de la imagen se venera a Nuestra Señora misma y se acerca a nosotros. Incluso se podría comparar un sacramento con un icono digital: cuando lo tocas, se mueve y algo sucede.
  • En el sacramento de la Eucaristía, esta eficacia del signo se ve así: cuando se consagran pan y vino se convierten en el cuerpo y la sangre de Cristo, y nosotros mismos nos transformamos en parte del cuerpo de Cristo.
  • O en el sacramento del matrimonio: allí el hombre y la mujer entran en una unión fecunda entre sí y al mismo tiempo con el Dios del amor sin límites, y su matrimonio es un signo poderoso para los demás.

El sacramento del Orden

En el sacramento del Orden, el sacerdote en persona se convierte en un signo sagrado, un icono de Cristo. Cuando un sacerdote celebra la Misa, Cristo mismo preside la Eucaristía a través de él. Y en todos los sacramentos que administra, las cosas y las personas se convierten en signos santos, iconos de Dios.

  • En Paraguay, al sacerdote se le llama "Pa'í", que significa "pequeña imagen de Dios".

Este misterio se aborda en la primera lectura de este modo: Habla Pablo y dice para el Cuerpo de Cristo, la Iglesia, completo en mi vida terrena lo que aún falta en los sufrimientos de Cristo. Sirvo a la Iglesia a través del ministerio que Dios me ha dado, para proclamarles la Palabra de Dios en su plenitud (Col 1,24).
Al Apóstol, a través de su ministerio, está en el lugar de Cristo. Por eso puede completar lo que aún falta en los sufrimientos de Cristo, para que la Iglesia pueda ser aún más sana y fuerte.

Mi vida como sacerdote

Así que después de mi ordenación sacerdotal, fui a Paraguay, donde los sacerdotes y misioneros eran aún más escasos que en Alemania. A día de hoy, esto sigue siendo así: aquí en la arquidiócesis de Paderborn, estadísticamente, un sacerdote tiene que cuidar de 2.000 católicos. En Paraguay son 8000, cuatro veces más. Quería ser misionero en una iglesia hermana y necesitada. Hoy en día, el misionero es en casi siempre alguien que ayuda en una iglesia local ya existente.



Al principio pensé que me quedaría entre ocho y diez años, luego volvería. Pero tal como es la vida, echas raíces, sientes que perteneces, asumes responsabilidades.

  • Así que me quedé allí hasta la fecha, excepto los 18 años en Roma cuando estuve al frente de nuestra Orden en todo el mundo.
  • Tres años después de mi regreso de Roma a Paraguay, me convertí en obispo de Ciudad del Este en Paraguay y fui pastor de esa diócesis hasta febrero.
  • Ahora estoy jubilado. Digo en broma que me gustaría a veces contratar a otro pensionista, porque no puedo hacer todo lo que quería realizar cuando esté en situación de retiro.

Vocación

¿Qué sucede en la ordenación sacerdotal? preguntamos y tratamos de dar una respuesta. Pero una mera explicación bien razonada no es suficiente. Los sacramentos siempre quedarán como misterios.

  • Nuestro Evangelio de hoy habla a un nivel completamente diferente del racional. Lo que Jesús deja claro se aplica a todos los cristianos, pero especialmente a los sacerdotes y obispos.

  • Jesús no le pregunta a Pedro si tiene un buen proyecto para llevar a cabo su tarea o si está bien preparado. La pregunta es: ¿amas a tu Señor y Maestro? ¿Hay amistad entre nosotros?

  • Para mí mismo la vocación que recibí queda en misterio. El camino que elegí me parece tan improbable, casi incomprensible, hasta hoy. Sin embargo, estoy feliz con mi vida.

  • Alguien podría preguntarme: ¿Crees que tomaste la decisión correcta?Respondería que la pregunta debe hacerse en un sentido más amplio, porque también han participado en la decisión otros actores: mis padres, buenos amigos, una o dos personas que rezaban mucho, tantas gentes entusiastas de la misión y, por último, pero no menos importante, Cristo mismo. El evangelio de hoy nos muestra cómo Él suele intervenir.

    La Sierva de Dios Santina Campana escribió una vez: cuando una persona es llamada por Dios, siempre se descubre en el fondo a alguien que se sacrifica. En el caso de Cristo, fue María quien se sacrificó con él. Creo que algo parecido sucedió también en mi caso, pero no quiero dar nombres.

Oremos por las vocaciones sacerdotales y religiosas y ofrezcamos a Dios los sacrificios que son necesarios para que también hoy gente de entre nosotros se ponga completamente a disposición de Dios y de su Iglesia. Oremos por vocaciones incluso de nuestra propia familia.
¿Habrá siempre suficientes sacerdotes? La respuesta no depende únicamente de los candidatos. Los llamados sólo podrán lanzarse si no se sienten solos. Pero de mi experiencia les aseguro que nunca estarán solos.

Amén.


Palabras clave: Iglesia, sacerdocio, misión, vocación, orden sagrado, OMI

Meine Predigt zum goldenen Priesterjubiläum

 Liebe Brüder und Schwestern,

Lieber Pfarrer Torsten Roland, Vikar Markus Henke, P. Provinzial Felix Rehbock, P Miguel Fritz - Administrator des Apostolischen Vikariats Pilcomayo in Paraguay, und die anderen Priester, Ordensleuten und Mitstreiter im Glauben; liebe Freunde und Verwandte, liebe Mitglieder meiner Ordensgemeinschaft, der Hünfelder Oblaten, liebe Mitglieder der Pfarrei Heilig Kreuz im Pastoralen Raum Gütersloh, und liebe Gemeinde Spexard,

Das Jubiläum

Es freut mich sehr, dass Ihr zu dieser feierlichen Messe gekommen seid. Wir haben uns versammelt, um Gott aus Anlass meines Goldenen Priesterjubiläums Dank zu sagen.

  • Der 20. Juli vor 50 Jahren, 1974, fiel wie heute auf einen Samstag. Die neue Kirche war gerade fertig geworden, gebaut von der Bruder Konrad Gemeinde unter Pfarrer Josef Davits.
  • Auch Bischof Erwin Hecht, der die Weihe spendete, war ziemlich "neu", vor Tagen nur zum Bischof von Kimberley in Südafrika ernannt. Er gehörte zu uns Oblaten und stammte aus Schwaben. In Spexard machte er sofort einen guten Eindruck, man nannte ihn einen Bischof "zum Anfassen".
  • Wir erlebten einen schönen, festlichen Tag in der Gemeinde, mit meinen Eltern, Verwandten, Freunden und den Mitbrüdern aus dem Orden.
  • Meine Priesterweihe und die Primiz am Sonntag bedeuteten zugleich den Abschied von der Heimat - bereits im September sollte ich nach Paraguay in Südamerika ausreisen, in die Mission. Ich danke Euch allen für Euer Interesse und alle Unterstützung, die ich dort immer als Missionar erfahren habe.

Was geschieht bei einer Priesterweihe?

Was geschieht bei einer Priesterweihe, wenn man einmal von dem äußeren festlichen Rahmen absieht? Fünfzig Jahre später frage ich mich immer noch: Was geschah da im Eigentlichen?

Ein Sakrament

Uns fehlen immer die zutreffenden Worte, geistliche Dinge genau zu beschreiben. Zum Beispiel für das Wort Sakrament habe wir immer noch keine richtige Übersetzung gefunden.

  • Es bedeutet so etwas wie wirksames Zeichen, wie die Ikonen in der östlichen Tradition: eine Muttergottesikone ist ein Bild, aber hinter dem Bild wird die Muttergottes selbst verehrt und nähert sich uns. Man könnte ein Sakramente sogar mit einer digitalen Ikone vergleichen: Wenn man sie berührt, bewegt sie sich, und es geschieht auch etwas.
  • Im Sakrament der Eucharistie sieht diese Wirksamkeit so aus: Wenn wir das Gottesbrot essen, werden wir Teil des Leibes Christi.
  • Oder im Sakrament der Ehe: dort treten Mann und Frau in eine fruchtbare Verbindung mit dem Gott der grenzenlosen Liebe.

Das Weihesakrament

Im Weihesakrament wird dann der Priester selbst zu einem heiligen Zeichen, zu einer Ikone Christi. Wenn ein Priester die Messe feiert, führt Christus selbst durch ihn den Vorsitz der Eucharistie. Durch Sakramente werden Dinge und Menschen zu heiligen Zeichen, zu Ikonen Gottes.

  • In Paraguay nennt man den Priester "Pa'í", kleines Abbild Gottes.

Dieses Geheimnis wird in der ersten Lesung so angesprochen: Für den Leib Christi, die Kirche, ergänze ich in meinem irdischen Leben das, was an den Leiden Christi noch fehlt. Ich diene der Kirche durch das Amt, das Gott mir übertragen hat, damit ich euch das Wort Gottes in seiner Fülle verkündige (Kol 1,24).
Paulus steht durch sein Amt an der Stelle Christi und ergänzt, was an den Leiden Christi noch fehlt, damit die Kirche gesünder und stärker werden kann.

Mein Leben als Priester

Nach der Priesterweihe ging ich also nach Paraguay, dort fehlten Priester und Missionare noch mehr als in Deutschland. Bis heute ist das so: hier in Paderborn hat statistisch ein Priester 2000 Katholiken zu betreuen, dort sind es 8000, das vierfache. Ich wollte dort helfen; heute ist der Missionar in fast allen Fällen Mithelfer in einer schon bestehenden Ortskirche.
Ich dachte zunächst, ich bleibe acht bis zehn Jahre, dann komme ich zurück. Aber wie das Leben so ist, man schlägt Wurzeln, fühlt sich zugehörig, übernimmt Verantwortung.

  • So bin ich dort geblieben, bis auf die 18 Jahre in Rom in der Leitung unseres Ordens weltweit.
  • Drei Jahre nach meiner Rückkehr aus Rom nach Paraguay wurde ich dann Bischof von Ciudad del Este in Paraguay und war es bis Februar.
  • Jetzt befinde ich mich im Ruhestand und möchte gern noch einen Rentner einstellen, denn allein schaffe ich alles nicht, was ich noch vorhabe.

Berufung

Was geschieht bei der Priesterweihe, haben wir gefragt und versucht eine Antwort zu geben. Aber eine bloße Erklärung dieser Berufung genügt nicht.

  • Unser Evangelium von heute spricht über dieses Geheimnis auf einer ganz anderen Ebene. Was Jesus da zu verstehen gibt, gilt für jeden Christen, aber besonders für Priester und Bischöfe.

  • Jesus fragt Petrus nicht, ob er für seine Aufgabe das richtige Konzept hat oder ob er gut vorbereitet ist. Die Frage lautet: liebst du deinen Herrn und Meister? Gibt es Freundschaft zwischen uns?

  • Meine Berufung ist für mich ein Geheimnis. Der Weg, den ich gewählt habe, erscheint mir selbst heute so unwahrscheinlich, fast unverständlich. Dennoch bin ich froh über meinen Lebensweg.

  • Jemand könnte mich fragen: Glaubst du, dass du dich richtig entschieden hast? Ich würde dann antworten, dass die Frage breiter gestellt werden muss, denn andere hatten ebenfalls Anteil an der Entscheidung: Meine Eltern, gute Freunde, der ein oder andere Beter, Menschen, welche die Mission begeisterte, und nicht zuletzt Christus selbst, wie wir im Evangelium hörten.

    Die Dienerin Gottes Santina Campana schrieb einmal: wenn ein Mensch von Gott berufen wird, so entdeckt man im Hintergrund immer jemanden, der sich aufopfert. Bei Christus war es Maria, die sich mit ihm aufgeopfert hat. Ich denke, bei mir trifft das auch zu, aber ich möchte keine Namen nennen.

Beten wir also und bringen wir Gott die Opfer dar, die nötig sind, damit auch heute Menschen aus unserer Mitte sich Gott und seiner Kirche ganz zur Verfügung stellen. Beten wir um Berufe aus unserer eigenen Familie.
Wird es immer genug Priester geben? Die Antwort hängt nicht nur vom Kandidaten ab. Wer berufen ist und ja sagt, kann das nur, wenn er nicht allein da steht. Aber er sollte wissen, dass er nie allein sein wird.

Amen.


Palabras clave: sacerdocio, misión, Berufung, priesthood, mission, Paraguay

Consagración a la Virgen María - una reflexión

Los acontecimientos de estos días del mes de marzo fueron tan rápidos, se precipitaron tanto, que poco tiempo quedaba para pensar o para comprender. Ahora se acerca la Semana Santa y, conviene respirar un poco. Como preludio de la Semana Santa, el viernes de dolores (3 de abril) se quiere consagrar el Paraguay a la Virgen de Caacupé. Mi mensaje es sobre esta consagración y los días que nos preparan a este acto.

¿En qué consiste consagrarnos a María? Significa que nos pondremos a la total disposición de la Virgen pero el objetivo ulterior y final es entregarnos totalmente a la voluntad de Dios y a su divino proyecto.

¿Y por qué esta entrega a Dios pasa por las manos de María? Porque no es tan fácil entregarse a Dios sin reservas y hasta podemos equivocarnos en la manera de hacerlo. Por ejemplo, de nuestra parte podría haber un fanatismo que excluye, o un voluntarismo que no cuenta con la gracia de Dios, o un formalismo casi mágico. Queremos ser totalmente de Dios, sí, pero a la manera como María pertenecía totalmente a Dios.

¿Qué es esa manera?

  1. En primer lugar, María no ayudará a aceptar que somos criaturas de Dios, él nos ha hecho de una determinada manera. María fue escogida para ser la purísima, pero, también cada uno de nosotros tiene una vocación única de parte de Dios y nuestro nombre está escrito en sus manos.
  2. Después, en segundo lugar, esta consagración implica escuchar a Dios cuando él nos habla en un momento determinado de algo muy concreto. Debo indagar bien cuál sería su voluntad en mi caso y tener eso ya como costumbre.
  3. Finalmente la consagración consiste en obedecer la voluntad de Dios ya descubierta. Me tocará decir como María y con ella: yo soy la esclava o el esclavo del Señor, hágase en mí según tu palabra. Todo el resto de la vida será caminar en servicio a los demás. En este recorrido nuestro, ¡qué hermoso compañero de viaje es la Palabra de Dios y el rosario, qué alimento fuerte la eucaristía!

Si el Paraguay - es decir, muchos de sus habitantes - así se consagra al proyecto del Reino de Dios por las manos de María, todo cambiará para mejor y también esta prueba de la pandemia será para un bien.

Dios nos pide todo el corazón, y con el apoyo maternal de la Virgen de Caacupé seremos capaces de entregarlo. Si me consagro me pedirá no sólo el corazón, sino también mis manos.Seguro que alrededor mío hay gente que me necesita en estos tiempos de precariedad. Somos todos tuyos, Nuestra Señora, hágase en nosotros la voluntad de Dios.

27 de marzo 2020
Mons. Guillermo Steckling

Tiempo de pandemia - ¿qué nos dice Dios, hoy?


¡Un cordial saludo a todos! 

Soy Mons. Guillermo, obispo de Ciudad del Este, Paraguay. Vamos avanzando más días en la cuarentena. No sé qué aspecto les llama más la atención. A mi me impresiona sobre todo que esto es algo mundial. Todas las noticias de tantos países diferentes reflejan la misma gran preocupación que nos afecta a todos. Se puede sentir que la humanidad en este momento se da cuenta que estamos navegando en el mismo barco. Estamos habitando una gran casa común. Nunca lo hemos sentido antes como en estos días de pandemia. (Siga en youtube.)

En el Paraguay celebramos el Año de la Palabra de Dios. Desde el principio habíamos dicho que se trata de abrir la biblia, leer la palabra de Dios escrita, pero que no sólo es eso. Dios habla de otras maneras también: por la naturaleza o por los acontecimientos o por las personas que encontramos. ¿Qué es lo nos dice Dios hoy por los hechos? Me atrevo a decir lo que siento personalmente, imaginado que vale para otras personas más.
  • Una cosa que el Señor nos dice con seguridad es que no nos desanimemos. El desánimo no es de Dios. Necesitamos buscar Su paz: “mi paz les dejo, mi paz les doy, no la doy como la da el mundo” (Jn 14,27). Con mucha humildad tenemos que buscar esta paz reconociendo que necesitamos cambiar nuestras vidas pero que seguimos siendo seres muy queridos por nuestro Creador y Salvador. Su Espíritu divino quiere encenderse con más fuerza en nuestro corazón.
  • Segundo, Dios se comunicará con nosotros a través del abundante tiempo libre, silencioso que nos regala ahora que nos quedamos en casa. El tiempo es un hermoso regalo – para cuidar los detalles de la casa, para hablarnos, para agradecer a Dios, para alabarlo y pedirle muchas cosas. Valoremos estos momentos de meditación, de oración que siempre habíamos buscado. No desperdiciemos este tiempo. Conversemos también con los Santos de nuestro nicho familiar, con la Virgen María. Pensemos en la misma persona de Jesús que sabemos que está en el Santísimo en algún templo no tan lejano, y que también nos espera en la Biblia, en la palabra escrita de Dios. Busquemos momentos de oración común con los de la casa.
  • En tercer lugar, no pensemos solamente en nosotros. Hay muchos que están más afectados por la enfermedad que nosotros, comenzando con las personas que no tienen un ingreso seguro del que se puede vivir dignamente en estos días de cuarentena. Otras personas se dedican a cuidar a los enfermos corriendo muchos riesgos, pasando muchas fatigas. Ahí están también todos los que cumplen funciones necesarias para que el bien común. Pensemos también en los que sufren de la soledad y se desesperan, que no aguantan quedarse en casa y hacer nada. Todos ellos necesitan nuestra oración, o una llamada por teléfono, o una mano generosa que les ayude.

Los sacerdotes vamos a seguir oficiando la santa misa por el bien de todos, por el país, por la humanidad. Hoy más que en otros momentos nos damos cuenta de que habitamos una casa común. El mundo puede sentir más que en tiempos ordinarios que existe “Él que vive” (Apoc 1,18), que hay Alguien que nos cuida. De parte de los cristianos, nuestro mayor aporte será la serenidad, la oración y la solidaridad vividos con sencillez.

Ideologías

Una ideología es en el mejor de los casos el fruto del así llamado pensamiento débil. El mundo resulta ser muy complejo y nos sentimos más cómodos si encontramos una explicación simple y máximas simples para actuar. El comunismo va a decir que la pobreza sólo viene de la opresión y que hay que promover la lucha de clases, el capitalismo va a afirma que la fuerzas del mercado nos llevarán a un futuro mejor, etc. Las explicaciones ideológicas siempre son simplistas, las normas de actuar demasiado claras, y se pretende saber  de entrada quienes son los buenos y los malos. Los hermanos de las ideologías son el fanatismo y el sectarismo y sus padres la comodidad, el miedo y la ignorancia.

En el peor de los casos la ideología es un instrumento manejado astutamente para dominar el mundo.  Decimos a la gente qué pensar y cómo actuar, y les prometemos la felicidad o la tranquilidad, y así nos siguen. En esta caso las ideologías se vuelven a menudo irracionales y hasta ridículos pero resultan ser muy poderosos. Por ejemplo, ¿no estará detrás de la ideología del género el objetivo de disminuir la población?

La ideología no se puede difundir sin propaganda consciente y fuerte. Sólo lo que se maneja en los medios nos parece importante, lo que no se menciona ahí no existe.

¿Y cuál es la defensa contra estos sistemas de pensamiento que nos “alquilan la cabeza”? Es el recurso al Único Ser que comprende toda la complejidad del mundo porque es su Creador y lo sigue creando. Dice el Eclesiastés (3:11): ”Él, en el momento preciso, todo lo hizo hermoso; puso además en la mente humana la idea de lo infinito, aun cuando el hombre no alcanza a comprender en toda su amplitud lo que Dios ha hecho y lo que hará”.

La oración silenciosa, la escucha de la palabra divina, el ejemplo de los santos hacen caer los sistemas ideológicos. La verdad está en una persona, la persona de Jesús quien dijo “yo soy la verdad” (Jn 14:6); esta verdad nos hará libres (cf. Jn 8:31) y no la seudo-verdad ideológica. Si queremos sobrevivir como cristianos y llevar una vida santa, caracterizada por la pureza y la entrega generosa, lo primero que debemos ganar es la batalla ideológica.

Sobre la ideología del género

El sol, la luna o las estrellas no poseen un género definido. Pueden ser masculinos, femeninos o neutros dependiendo de los idiomas. En alemán el sol es femenino, en inglés neutro.

El género de las personas está ligado a su sexo. Somos hombres o mujeres con algunas limitadas variaciones según el ambiente cultural.

La ideología de que el género de hombre o de mujer es pura construcción social  va contra el sentido común. Me indigna ya por ese motivo, y me indigna más todavía porque se la quiere imponer de manera subrepticia.

Los ideólogos del género afirman defender a los homosexuales y todos los LGTB. Es verdad, las personas homosexuales merecen más respeto. Todos tenemos un alma que salvar y esto no lo podemos hacer solos, necesitamos ayudarnos mutuamente para llegar a Aquel que salva. Pero no podemos cambiar la Biblia que constata que Dios creó a los humanos “según su imagen y semejanza, macho y hembra los creó” (Génesis 1,27). En la complementariedad de hombre y mujer somos imagen de Dios.

¿Por qué se propaga tanto esta ideología? Está documentado que se pretende sobre todo el control de natalidad, ya no con medicamentos sino cambiando nuestras culturas. Primero se desvincula el sexo de la generación de nuevas vidas y después, se pretende quitar de su lugar la familia como la conocemos. Como bonus desaparecerá también el concepto del ser humano que nos da el cristianismo. Pero, ¿la natalidad de quién se logrará controlar? De los que no se resisten, y van a sobrevivir y florecer aquellas culturas que están a favor de familia.

En vez de construir ideologías, ¿por qué no nos preguntamos cuál es el plan del Creador? ¡No nos corresponde corregir el designio amoroso de Dios que se expresa tan bellamente en el amor conyugal!

+ Guillermo Steckling
Obispo de Ciudad del Este

Todo es gracia

El día 28 de agosto es la fiesta de San Agustín a quien se le llama  también el “Doctor de la Gracia”. ¿Qué nos puede decir este santo hoy, después de 1.500 años?

Uno de sus adversarios era un tal Pelagio, un monje austero de las Islas Británicas. El pelagianismo enseñaba que no necesitamos la gracia de Dios para salvarnos y llegar hasta él - basta el esfuerzo humano animado por el buen ejemplo de Jesús. El pecado original no existe. San Agustín, sin embargo, mantenía que nuestra salvación siempre es una gracia de Dios inmerecida. El seguidor de Pelagio quiere “ganarse” el cielo, el seguidor de San Agustín alaba a Dios por el regalo inmerecido de su salvación y después, actúa por gratitud.

La Iglesia a través de los siglos siempre ha favorecido a Agustín y considerado el pelagianismo como una herejía, una enseñanza equivocada. Se trata de una doctrina seductora que hasta hoy tiene sus adeptos, aunque no sepan quién era Pelagio. Ellos se convencen que llegaremos a Dios con nuestro esfuerzo - pero lamentablemente desaniman a aquellos que sienten el gran peso de sus pecados. Sobre el tema el Papa Francisco nos dice, todavía hoy: «Tengan confianza en el perdón de Dios. ¡No caigan en el pelagianismo!» - «La salvación no se paga, la salvación no se compra. La Puerta es Jesús y ¡Jesús es gratis!»

La salvación no se gana ni se merece; sólo se recibe abriendo el corazón y renunciando al pecado, y luego conduce a la alabanza de Dios y una vida llena de buenos frutos. ¿Quién ha hecho más por la humanidad que la Virgen María? Y ella no dijo respondiendo al Ángel “voy a esforzarme y hacer lo que tú has dicho” sino “hágase en mí según tu palabra” que es lo mismo que “la gracia de Dios actúe en mí”. Todo es gracia, decía el poeta Bernanós.

Comunión, diferentes funciones pero una única cabeza, Cristo

Contemplemos la vid con sus ramas, imagen bíblica de la comunión que constituye la Iglesia. Dice Jesús: “Yo soy la vid; ustedes los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto; porque separados de mí no pueden hacer nada” (Jn 15).

Les invito a mirar dos significados de “comunión”. El primero es la unidad que caracteriza la Iglesia. Formamos un solo cuerpo cuyos miembros tienen diferentes funciones pero están bajo una única cabeza, Cristo. Como cabeza del cuerpo, Cristo sigue presente hasta hoy a través del sacramento del orden sagrado, es decir a través de los diáconos, sacerdotes y obispos. Debemos entendernos sobre todo como un solo cuerpo, como Iglesia que es una, santa, católica y apostólica; recién después nos diferenciamos por parroquia, movimiento o comunidad.

El segundo significado de “comunión” se refiere a la Eucaristía. Recibiendo el cuerpo de Cristo entramos en comunión con su persona. Al mismo tiempo, a través de Jesús, vivimos la comunión con todos los hermanos y hermanas en un momento privilegiado de agradecimiento e intercesión por ellos.

Por eso, la liturgia eucarística es un área muy sensible cuyos detalles debemos cuidar mucho ya que nos hace entrar en comunión íntima tanto con el Señor, nuestra cabeza, como con todos sus miembros que son tan diferentes entre ellos. Todos se deben sentir queridos y acogidos.

Según el Vaticano II, la comunión se vive cuando “toda la Iglesia aparece como «un pueblo reunido en virtud de la unidad del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo» (LG 4, cf. San Cipriano).

(Publicado inicialmente en SicPrensa)

Somos imagen y semejanza del verdadero Dios

Llamados a convertirnos en imagen y semejanza del verdadero Dios

El ser humano es imagen de Dios - “hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza” dice la Biblia (Gen 1,26). Dios es el original, nosotros somos una imagen que salió de manera más o menos lograda. Si el retrato no tiene mucha similitud no por eso tengamos en menos el original. Sobre todo, no tratemos de cambiar al original, que es Dios, según nuestra conveniencia. Él solo es santo, es tres veces santo  y no se le debe tocar ni retocar el original.

Jesús nos ha revelado la verdad sobre Dios. Ahora sabemos que Dios es una trinidad, que es la Santísima Trinidad. Esto significa amor y armonía entre tres personas muy distintas - el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo - que por su amor y armonía constituyen un solo Dios. Dios arde como fuego de amor y sus tres personas se funden en este fuego en un solo Dios. Al mismo tiempo su amor rebosa hacia nosotros y Su misericordia se extiende como el mar.

A veces nos asusta nuestro poca semejanza a Él; somos imágenes tan lejos de ser perfectos. ¿Qué debo hacer para asemejarme más al Dios que reveló Jesucristo?

Esto no se logra sólo con la reflexión sino hay que practicar. Practicar el asumir las diferencias entre nosotros, manteniendo cada uno su personalidad única y al mismo tiempo viviendo en amor y armonía. Respetarnos como somos  y no querer que todos seamos del mismo molde. Por algo existen seres tan diferentes como lo son hombre y mujer, niño y anciano, paraguayo, indígena y extranjero, la persona muy dotada y afortunada y gente pobre y sufrida. Si creemos en la Trinidad llegaremos a reconocer que nadie puede lucirse sólo él o ella como imagen de Dios. Todos juntos, sí, abiertos a la gracia de Dios y por el trato que nos damos y la caridad que nos tenemos mutuamente, llegaremos a ser más y más imagen y semejanza de Dios. 

Toca sentir y actuar siempre “En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”.

(Publicado la primera vez en sicprensa.)